Círculo Mexicano, un lugar histórico para hospedarte en la CdMx
El edificio fue la casa donde nació y vivió el fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo. Sergio López; Grupo Habita se encargó de la remodelación de la construcción para ofrecer a los visitantes de CdMx un espacio exclusivo.
En el número 20 de la calle de República de Guatemala, a espaldas de la Catedral Metropolitana, estaba la casa en la que nació y vivió el fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo. Y sigue ahí, sólo que desde el 1 de julio de este año abrió sus puertas nuevamente como Círculo Mexicano, uno de los hoteles boutique de Grupo Habita, de los hermanos Jaime, Moisés y Rafael Micha, que junto con Carlos Couturier, siguen confiando e invirtiendo en el turismo nacional.
La construcción data del siglo XIX y gracias al trabajo del despacho de arquitectos Ambrosi | Etchegaray, la esencia del edificio se mantuvo a la perfección con el toque adicional de crear entre sus paredes un ambiente de hospitalidad de primera clase.
Las 25 habitaciones y suites se encuentran en el segundo y tercer piso del edificio, todas decoradas con un estilo minimalista, en las que destacan los textiles artesanales mexicanos en la ropa de cama, tapicería y las batas de baño.
Los muebles son todos de madera clara, que hace juego con las paredes muy blancas. La mayoría de los cuartos cuenta con un patio interior con plantas naturales, una pequeña fuente de agua y mucha luz.
Llegar al tercer piso en el elevador de puertas de cristal es increíble, pues mientras vas subiendo va apareciendo la Catedral Metropolitana imponente al fondo.
Ahí está la terraza con una hermosa vista desde donde también se ve la Torre Latinoamericana por un lado y el Templo Mayor por el otro. Los atardeceres son una pasada desde este sitio.
Hay una alberca pequeña muy confortable, ideal para descansar y relajarse, y a un lado las mesas del restaurante que ocupa un espacio cerrado que parece un cubo color naranja, y la terraza, donde hoy se sirven vinos orgánicos, mezcales artesanales y aguas frescas, además de algunos platillos a la carta como aguachile de camarón, esquites y tacos de arrachera.
Propuesta gastronómica
La calle es peatonal, y caminando se entra a un espacio muy bien logrado, cuya bienvenida la da un gran candil de rayos de neón en tonos naranjas.
La planta baja es comercial: apenas esta semana se abrió el restaurante de Grupo Contramar, de Gabriela Cámara, y dos más están en planes. Itacate del mar tiene la opción de comer ahí con un par de mesas exteriores, o para llevar. El énfasis está en el maíz y sus derivados, y una barra especializada en destilados mexicanos.
Para abrir el antojo, hay una selección de tostadas de pescados y mariscos, como la de atún, la de pescado ahumado, la de calamares o la alternativa al coctel Vuelve a la vida en versión tostada.
Y para endulzar la vida, qué tal un dulce de zapote negro con mandarina o una concha rellena de arroz con leche.
Las bebidas también abundan en el menú. Empezando por las más tradicionales, como aguas frescas, atole de cacahuate, chocolate caliente y chilate (cacao, arroz, canela y azúcar). Y siguiendo con coctelería como la Margarita Itacate, el Vermut Spritz, el Tropical (con ron añejo), mezcal, pepita, guanábana y limón. Salud.
Círculo comercial
La planta baja de Círculo Mexicano, muy al estilo de su hotel hermano Downtown, es un pequeño y muy particular centro comercial, en donde están las boutiques Bazarte, de moda chiapaneca con técnicas ancestrales, y Simple by Trista; la tienda de artesanías Templo, una joyería de Daniel Espinosa, dos locales de joyería y orfeberería, Atlawa y Chidomex; la Barbería Capital, la chocolatería Finca Rocío y la galería Maurillo Neri.
Todas alrededor del patio central, desde donde se aprecian los muros originales, las escaleras y los barandales que le dan la personalidad al sitio. Uno de esos se ‘inmortalizó’ en la imagen blanco y negro El ensueño (1931), en la que Álvarez Bravo retrata a una niña mirando hacia abajo.
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